No es nada, es un suspiro.

martes, 29 de junio de 2010

Quedarme en dónde, quedarme en qué.

Hoy, en el vuelo a NY,
me he sentado justo al lado del ala del avión
y me he dado cuenta de que es un símbolo, de manera involuntaria.

El ala de este avión es el eje que divide
mi panorámica vista del atlántico
en dos:
la parte de mi España
y la parte de los EE.UU de alguien.

Algo así
como mi corazón encendido
frente a mi divertida cabeza,
respectivamente.

El ala de este avión acaricia ambas tierras.

El ala de este avión es imparcial.

A su lado derecho: mi cara de la locura;
a su lado izquierdo: la cara que te pertenece a ti.

El ala de este avión termina en pico.
Un pico que rompe con su horizontalidad
y se tuerce hacia la izquierda.

Sí,

la izquierda.

jueves, 24 de junio de 2010

Y llegará el tiempo libre

Abrir los ojos por culpa de la luz del día
y ver que el lado derecho de la manta está estirado,
sin arruga alguna, duele.

Con el objetivo de no pensar en ello,
froto mis ojos contra el televisor
hasta que están húmedos.
Debo parar de hacerlo.

Pero es que cada sonrisa de las fotos
es para mí una burla que me desconcierta
y hace que cada día
me suicide un poco más.

Este calor acusador de junio entra por mi ventana
y me hace aislarme,
retratarme en textos que luego desecho.

Cada vez que oigo a los grillos del árbol de mi ventana
me pregunto si se callarán en otoño.

Si los harás callar tú con tu llegada.

Y, dada la alternativa de este rígido verano,
creo que me dormiré
para que la espera sea más leve.

Wake me up when September ends.

La segunda década

- ¿Qué le pides a tus 20 años?

Si te digo la verdad, este año seré poco ambiciosa en ese sentido.

He de decir también que, puestos a pedir, se me han pasado por la mente ciertos grandes campos como la sabiduría, el dinero o la felicidad.

Puestos a pedir, me he imaginado además 365 puestas de sol ensalitradas, 12 meses de levantarme más tarde de las 11, 24 horas al día de carcajadas limpias.

Puestos a pedir, me he dicho, no estaría mal un viaje al mes, o una cocina americana.
O quizás aprender a patinar sobre hielo,
o 1000 cenas en mi restaurante preferido,
o unas clases de buceo,
o, por qué no, unos Manolo Blanhik.

Puestos a pedir, me gustaría recibir todo eso que te cuento.

Pero este año en mi lista figura una sola cosa,

y, te lo aseguro,

no es ninguna de ellas.

domingo, 6 de junio de 2010

Título sorpresa.

Adoro las sorpresas
en cuanto tú me sorprendes.

Y lo haces
cada tres frases,
cada tres de cada mes,
cada tres de la mañana.

Sorpresa es también
que mi nombre lleve ahora diminutivos
que te gusten mis supérfluos detalles
y que te sorprenda
que todo me duela.

Eres tú,
para mi sorpresa,
el que se sorprende,
con mis juegos de palabras...
al que sorprendo
mirándome.


eres mi sorpresa,
y, como una vez oí,
"tu corazón
es mi piñata".

jueves, 3 de junio de 2010

Raciones irracionales

Un gramo de ti
habría bastado
para hacer constancia de tu presencia,
para convertirme en reo.

A penas un trozo de ti
habría servido
para hacerme candidata a "tuya",
para creerme tu espejismo incierto.

Un segundo de ti
habría sido útil
para enredar a mi corazón lento y sin reflejos,
para embriagarme sin mi requerido Martini.

Un gramo de ti, pienso cada día,
me habría arañado,
extasiado,
retorcido.

¿Qué hago yo ahora,
dime,
con esta sobredósis
que me inunda?

Que hace que mire el teléfono
y me imagine oirte
rogar mi nombre.