No es nada, es un suspiro.

lunes, 21 de mayo de 2012

La adversidad de la tormenta

Esta noche, la lluvia reposa sobre los tejados de Madrid,
por encima de una juventud desconcertada por los bancos y gobiernos,
llevándose consigo parte de la polución de esta ciudad tan concurrida,
por la que tantos peregrinos pasamos,
de la que tantos caminantes nos asimos.

Esta noche, la lluvia reposa sobre los tejados de Madrid,
ni los generosos aguaceros han hecho que los civiles se escabullan,
y he podido notar secuelas de la Movida Madrileña:
pitillos desgarrados, carmín extinguido, algún que otro séptum,
y azotadores aires nostálgicos.

Esta noche, la lluvia reposa sobre los tejados de Madrid,
para los desdichados, febril oscuridad de lluvia,
para los amantes, lujuriosa velada de rocío,
para mí y los míos, melódica tarde de repiqueteo en las ventanas,
de luces que se escapan del techo del mundo.

Esta noche, la lluvia reposa sobre los tejados de Madrid,
y te metes en la cama y te preguntas el puto porqué de estar solo en un día como este,
faltan pies fríos junto a los tuyos bajo las sábanas,
falta pedirle a alguien que vuelva al sofá y a la mierda con la calefacción rota.

Hasta que te das cuenta de que lo has escogido tú y te conformas con las gotas que oyes,
porque sabes que no estás solo,
porque sabes que la lluvia reposa sobre todos los tejados de Madrid,
incluido el tuyo.