-¿De qué hablas?
-¿Acaso no lo ves?, los mismos pasos, la misma historia, esas esperanzadas palabras que luego se convierten en aire... o en nada.
-Bueno, yo ya te advertí el riesgo que corrías...
-Lo sé. Y no entiendo por qué me creo cada palabra de perdón que me dice. No aprendo.. lo sé ver, pero no reacciono. Joder, que soy un puto inciso en la vida de él, y no se da cuenta... no se da cuenta porque él cree que esto es "grande". Esto es grande cuando me tiene delante; el resto del tiempo lo pasa siendo invisible, impenetrable; no me llama, no me dice lo que necesito oír...-Dice ella dejándose ver por dentro, con los ojos fijos en el teléfono, y continúa- que soy un puto paréntesis entre sus cosas, alguien que sí, que está ahí, pero que no necesita. Y él lo sabe.
-A ver, te quiere, o al menos eso cree él, pero no está acostumbrado a este tipo de relaciones...¿habéis hablado hoy?
-¡Vaya preguntita!
-Vale, lo pillo. Pero, sinceramente, ¿de qué te sorprendes?
Sí... definitivamente esa era la pregunta: ¿de qué me sorprendo?
-De NADA, -dijo susurrando, ya con la voz medio apagada- ese es el problema... que ya no me sorprendo de nada.
Que razon preciosa..
ResponderEliminarsolo incisos..
(L)