Hoy voy a echar sal en esta herida,
esta extensión infectada
de años
y huecos.
Hoy limpiaré la sangre del cabecero
pues no hay mayor agonía
que suspiros
y culpas.
Hoy hablé.
Y sacamos brillo al recuerdo
Y acordamos que no hay cura.
Efectivamente, no la hay
porque no queremos que la haya.
Y además,
ya voy a echar sal en esta herida.
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